Nicasio no
tenía ni idea de lo que era un plátano.

El
abuelo a veces estaba triste. "Echaba de menos otros
tiempos", decía el. "Cosas de viejos" decía el padre de
Nicasio.
Ese día era sábado.
Los sábados el pequeño Nicasio se ponía su peto de colores, se subía al patinete, salía a escena y actuaba. Le gustaban los sábados, porque después de la actuación le llegaba el más rico de los dulces envueltos en plástico que comía en toda la semana.
Los sábados el pequeño Nicasio se ponía su peto de colores, se subía al patinete, salía a escena y actuaba. Le gustaban los sábados, porque después de la actuación le llegaba el más rico de los dulces envueltos en plástico que comía en toda la semana.
Algunos sábados el abuelo lo abrazaba, lo besaba en la frente y no podía
reprimir que alguna lágrima rodase cara abajo, mientras pensaba en
qué momento, los de su especie, se perdieron a si mismos.
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