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"Carne fresca" 60x80. Maria Vioque 2017 |
¿Desde dónde me apuntas?
¿Dónde escondes tu arrastrada sombra de cobarde?
¿Qué te hace creer que mi imagen en un disparo te pertenece?
¿En qué momento empezaste a pensar que las mujeres no
merecían tu respeto?
¿Cuánto cobras por mancillarme?
Con ese teleobjetivo podrías hacer fotografías de naturaleza,
documentales en defensa de la justicia social,
documentos gráficos que trasladasen la belleza del mundo a
los hogares sin luz
y sin embargo vendiste tu valía a los carniceros indecentes,
cosificadores de lo femenino,
a pajeros tristes de semen y bits.
Yo siempre cuidé mi imagen en las redes sociales.
He buscado el equilibrio entre existir virtualmente y regalar
mi alma a desconocidos;
pero tu necedad infinita,
tu falta de escrúpulos y de empatía,
tu humanidad en venta,
me han convertido en un trozo de carne abandonada a los
buitres.
No creo que hayas llegado a pensar que tengo un nombre,
una vida,
una carrera profesional,
un futuro,
amigos, familia, conocidos, compañeros de colegio,
instituto, universidad y trabajo.
Tengo una infancia, un pueblo,
un entorno social.
Hasta ayer me movía libremente en sociedad, disfrutaba de la
gente.
Ahora me muevo en mi mundo con la incomodidad de no saber
quiénes de todos esos que me rodean han “disfrutado del
fruto de tu trabajo”,
de mi desnudez robada,
de mi cuerpo vulnerado,
cuántos creerán que he ganado algo con ello,
cuántos habrán hecho un juicio sucio….
Sucio….
¡Tú eres sucio!
¡Tu trabajo y la mirada de todos esos machos que hacen de
esto un mercado!
Esa es la única suciedad que hay en este asunto.
Me da nauseas pensar que a través de ordenadores y smartphones
mi imagen, mi cuerpo,
se ha reflejado en las pupilas de esos machos de universo
falocéntrico.
Me da nauseas pensar que esos ojos solo
han visto un producto que pueden comprar.
Me da nauseas pensar que el 50% de la humanidad tiene esto en
la cabeza
y que su entorno lo consiente.
Me da nauseas pensar que no hay grupo de Whatsapp de hombres
donde no se trafique con fotografías de mujeres desnudas,
como la forma mas boba, fácil y mediocre
de mostrar un interés común que los hermane.
Y que este acto “inocente”
consolide una forma de entender el mundo
que hace vulnerable al otro 50% de la humanidad.
Soy mujer.
Mi cuerpo es mío.
Tengo derecho a pasear tranquilamente en una playa nudista.
Me has robado la tranquilidad,
la confianza en mis semejantes.
Nunca me sentí tan vulnerable,
tan violada.
Gracias a ti, maldito cazador furtivo.
A todos los que hacéis posible que existan webs donde los
cazadores furtivos exhiban y compartan sus trofeos.
A todos los que descargan los trofeos y los comparten por
whatsapp.
A esa forma ridícula en la que la mayoría de los hombres demuestran
su hombría.
¿Creéis que compartir desnudos es un acto ritual sin la
menor importancia?
Miradme a los ojos.
¿Creéis que esa mierda es un acto ritual sin importancia?
¿Y si fuese tu hermana, tu novia, tu madre?....
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