sábado, 9 de agosto de 2008

Momentos de hadas


Cuando el día termina de tener antojos.
Cuando acaba el turno de peticiones del público.
Cuando el camino por andar descansa y el sosiego descose tu armadura.
Cuando solo la luna te mira, con esos ojos suyos y su media sonrisa de madre condescendiente.
Cuando el momento te acaricia suave y te mece en su regazo.

Entonces
Se apaga el alumbrado público y se enciende la hoguera interior….
Te sientas en la jalapa con la mantita de viaje por los hombros.
Contemplas el fuego y la alfombra mágica empieza a volar.

Viaje al interior de tu península - rodeada de agua por todas partes menos por una - donde los pensamientos se dejan acariciar en cada frase.
Es momento de jugar al  yo-yo después de otro cuento diario.
De borrar con la mano restos de tiza que dibujaban trazos no correctos, de   marcar con fuerza los que crees que actúan en su lugar y seguramente borres mañana.
Es momento de valorar lo valorable.
De soñar con hadas futuras. Con castillos y princesas.
De contar a las estrellas, lo que no te atreviste a contarle a las nubes.
De bailar con la noche la música que el “trafico” enmudece durante el día.

Y al meterte en la cama… Ahí estas TU, con un saco lleno de sueños y las comisuras llenas de sonrisas de complicidad contigo misma.

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