jueves, 8 de noviembre de 2012

Cuatro años y siete meses

Hace cuatro años y siete meses, esta princesa estrenaba castillo. Sus paredes han visto tanta felicidad que estos cuatro años y pico podrían ser toda una vida de grandes momentos. 
Hoy sus murallas dejan de ser necesarias. Adiós castillo de piedras, nunca en lo material estuvo la esencia. Guardaré en el cajón donde se guardan los grandes recuerdos todo lo que entre tus paredes se dejó vivir. 
Cuando llegué a ti, escribí esto:

"Es gratificante esto de hacer tuyo un reino que antes jamás lo fue, diseñar un espacio con expectativas en cada rincón. Y aunque me siento extraña en tierra nueva, voy llenando con ilusión mi pico de barro y ramitas, para diseñar un cómodo nido donde poder repostar energías cuando el viento agite con fuerza los árboles. Con la intuición en el corazón de que tus paredes verán muchas cosas.



Mi casa es mi castillo, el cómodo interior de la concha donde el simple grano de arena puede sentirse perla….y en esas estoy…..diseñando interiores a módico precio, para sentirme la princesa de este nuevo reino. Un castillo con cambios sustanciales con respecto al antiguo…Este no tiene muralla fortificada ni gran portón que solo se abre desde dentro. En el foso de entrada he puesto flores de colores que iluminan y perfuman el paisaje. He mandado de vacaciones a los cocodrilos - de nuevo al Nilo, con su familia paterna - Y es que estoy en el momento de cambiar PROTECCIÓN por COBIJO. Por eso he cambiado la muralla de piedra y zarzas por un felpudo de entrada en el que pone Bienvenido…..

En el antiguo reino floreció una primavera que en éste echarán raíces, siento que el espacio y el tiempo acompañan a ello. Ha cambiado la imagen de fondo de ese puzzle que nunca llego a construir. Un nuevo palacio, mi espacio kit-kat libre de contaminación, que poco a poco va oliendo a “fresno”.

Mi castillo, testigo inmutable de todo, ya vivo aquí…..y sabrás, que hoy no tengo miedos, tengo proyectos. No tengo heridas que lamer, tengo ilusión. No hay fracaso ni decepción, hay alas con las que emprender el vuelo en la dirección que quiera. Y es que no eres un escondite, no eres un refugio en el bosque. Te siento como un vivero donde todo es posible, un trampolín a ese mundo donde yo soy chofer y diplomático en el asiento de atrás, al mismo tiempo….y espero que muchos triunfos queden resumidos en tus paredes, el día que me despida de ti.

Os hice un croquis del lugar y poco a poco vais llegando. Bienvenidas, hadas, a la nueva morada de esta hilandera que busca nuevas madejas con las que seguir tejiendo su vida."

y hoy al dejarte atrás, doy las gracias al destino por mejorar cada una de mis peticiones.  

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