Últimamente ha cambiado mucho mi paisaje diario y mental.
En el nuevo panorama ando más calmada y rodeada de materiales nobles. De ahí que pueda darme cuenta de que Pinocho vive en el marco de la puerta de entrada a las duchas de Karrantza. Estas son las miradas que me echa mientras fumo un cigarro al acabar el trabajo, esperando mi turno de higiene.
Jo, entiendo que al ser un muñeco de madera veas mal lo de fumar...pero esas caras tuyas son peores que aquellas, que hace 18 años, ponía mi abuela cuando empecé a fumar habitualmente delante de la familia.
Creí que nunca tendría que volver a pasar por ello, y fijate, a los 33 tengo que evitar las críticas de una puerta de madera, para disfrutar de un cigarrete.
No hay comentarios:
Publicar un comentario