sábado, 10 de febrero de 2018

La historia del chimpancé.

Nicasio no tenía ni idea de lo que era un plátano. 

Su papa le había contado como eran, la forma y el color que tenían, pero no podía recordar su sabor. Solo su abuelo, un chimpancé viejo y sabio, podía recordar los días en que la especie vivía en la selva y comía plátanos plácidamente en la copa de los árboles. 

El abuelo a veces estaba triste. "Echaba de menos otros tiempos", decía el. "Cosas de viejos" decía el padre de Nicasio.  

Ese día era sábado. 
Los sábados el pequeño Nicasio se ponía su peto de colores, se subía al patinete, salía a escena y actuaba. Le gustaban los sábados, porque después de la actuación le llegaba el más rico de los dulces envueltos en plástico que comía en toda la semana.


Algunos sábados el abuelo lo abrazaba, lo besaba en la frente y no podía reprimir que alguna lágrima rodase cara abajo, mientras pensaba en qué momento, los de su especie, se perdieron a si mismos.


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