Cerca del Océano, hay un sitio donde espacio y tiempo se encontraron con nuestro amor en un cruce de caminos y nos hicieron llorar por la feliz coincidencia. Allí la música improvisó para nosotras una melodía y nos regaló la partitura.
Quedó para siempre estampado nuestro sello en el aire que fué y que se desintegró yendo a millones de sitios, cogido de la mano del viento.
Tendré para siempre como un tesoro, guardado en el cajón de las cosas bonitas, esas Islas Mentales a las que volver de vacaciones para dar sentido a la vida cuando parece no tenerlo.
Vivirá el recuerdo sin el refugio de lo que cuentan otros, sin bombo y platillo ni nada en la cartera. Sin firma institucional y sin contrato…pero amueblando, alicatando, pintando, decorando, embelleciendo y enriqueciendo todas los tiempos del verbo SENTIR. Me da igual si los segundos son escurridizos y se escapan entre los dedos, por que mi memoria eligió inmortalizar ese momento con esa luz que usa para lo que nunca olvidará.
Momentos, que diría Serrat, en los que la vida te besa en la boca.
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