viernes, 2 de octubre de 2009

Palabra de niño


Esta mañana, andando hacia la biblioteca tenía como compañeras de trayecto a una señora con su niña de 8 años camino del colegio. Ellas iban hablando y yo a lo mío, pero algo que ha hecho la madre (supongo que era su madre) me ha deportado a su espacio.
Le iba diciendo a la niña  “!Prométemelo!, ¡Promételo de verdad!” y acto seguido a juntado las puntas de su índice y su pulgar y le ha dicho “¡Corta!”. La niña ha cortado. Ha hecho una promesa inquebrantable en un gesto tan simple como pasar su dedo índice abriendo el anillo que formaban los dedos de su madre.

Me ha encantado y me ha venido a la cabeza otra historia similar.

Durante el verano solemos quedar a cenar en el parque. Una noche  había a nuestro lado, en el césped, unas niñas jugando a un juego nuevo. Algo parecido al “quemao” de toda la vida, pero cuando tiras el balón para eliminar a los que están en el centro se ponen pruebas….
Nos pusimos a jugar con ellas y nos iban enseñando sobre la marcha las distintas pruebas del juego. Una de ellas consistía en que la persona que iba a tirar el balón pensaba en un número. Ganaba una vida quien gritase el número al azar más cercano al que ella había pensado.
Alguno de nosotros - adultos cuadriculados hechos a las trampas de este mundo - preguntamos “¿Y como se sabe que es verdad, que ese número es el más próximo al que tu has pensado y que no estás haciendo trampas?”.
 La niña nos miró flipando con la pregunta y contestó “Por que si no, sería una mentirosa”…..

 ¿¡¡¿Que grande, verdad?!!?.....


A partir de ahora haré un llamamiento a la consciencia de la verdad en los adultos pidiendo que “corten”. Seguro que no conseguiré con eso que quien se esconde bajo años de disfraz y capas diga nada sincero, pero me reiré viendo la cara que ponen esas personas graves y adultas que tan aprendido tienen aquello de adornar la mentira con palabras esdrújulas.

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