miércoles, 17 de agosto de 2011

El escenario de la vida.

Las sillas de dos patas no son aptas para sentarse cómodamente, y sin embargo el ser humano se ve forzado a vivir así. Buscando continuamente el equilibrio que le ofrecen sus dos únicas patas - la razón y la emoción.

Es más el tiempo que un humano sin muletas,  se pasa intentando equilibrar el no equilibrio, que el que siente que todo rueda. A esos mágicos momentos en los que podemos soltarnos de manos y con ojos de asombro notar que hemos alcanzado el equilibrio, los llamamos momentos felices.

Como esos momentos no son muchos y además requieren un gran esfuerzo, el sistema - padre caritativo que todo lo da por sus hijos - ofrece una tercera pata que estabiliza las otras dos. Formando un triangulo ortopédico, que ofrece respuestas simples a todas las preguntas frecuentes.

A algunos humanos curiosos, esas respuestas simples  les estorban y quieren dejar la tercera pata, para andar con sus propios pasos hasta el telón y descubrir que hay tras esa cortina. Al asomase se dan cuenta de que en ese escenario oculto, existen tantas posibilidades, como su inválida imaginación pueda imaginar.


Advertencia: El procedimiento de soltar la muleta, para empezar a andar con tus propios medios es muy incómodo, hay quien nunca se repone de ese esfuerzo y queda dolido de vértigo vital crónico. Por eso es importante dejar de poner el tapón a la imaginación de nuestros pequeños. Mientras, los  capaces de andar con dos apoyos, tendrán el deber de ir descorriendo poco a poco la cortina que oculta el escenario de la vida. 

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