lunes, 20 de febrero de 2012

Historias de moscas, águilas y viceversa

Águila. 
Daniel Nesquens. "Hasta (casi) 100 bichos"

El Águila es un ave rapaz del tamaño de un águila, color de águila, cola de águila y pico dado al corrillo y a la charlatanería.
Lo que más nos llama la atención de un águila es lo alto que vuela. Vuela tan alto que sólo es posible verla cuando estamos de excursión en una montaña y el día es claro y despejado. En estas excursiones hay que contratar el servicio de una persona que estire el brazo, señale con su dedo índice el cielo y diga: "Mira, un águila". Si lo que dice es: "Mira, un águila hembra", ya es el colmo.
Si le preguntas a un águila qué es lo que quiere ser de mayor, ésta, sin duda alguna, respondería que una mosca. Y es que al águila le encanta posarse en la tortilla de patata del excursionista, pero como tiene las alas tan grandes, el cuerpo tan pesado y las garras como cornamentas de ciervos le resulta imposible. Siempre que lo intenta asusta al excursionista; que lo primero que hace es recoger la tortilla de patata en el coche.


La mosca que soñaba que era águila. 
Augusto Monterroso "La oveja negra"

Había una vez una Mosca que todas las noches soñaba que era un Águila y que se encontraba volando por los Alpes y los Andes.
En los primeros momentos esto la volvía loca de felicidad; pero pasado un tiempo le causaba una sensación de angustia, pues hallaba las alas demasiado grandes, el cuerpo demasiado pesado, el pico demasiado duro y las garras demasiado fuertes; bueno, que todo ese gran aparato le impedía posarse a gusto sobre los ricos pasteles o sobre las inmundicias humanas, así como sufrir a conciencia dándose topes contra los vidrios de su cuarto.
En realidad no querían andar en las grandes alturas, o en los espacios libres, ni mucho menos.
Pero cuando volvía en sí lamentaba con toda el alma no ser un Águila para remontar montañas, y se sentía tristísima de ser una Mosca, y por eso volaba tanto, y estaba a tan inquieta, y daba tantas vueltas, hasta que lentamente, por la noche, volvía a poner las sienes en la almohada.

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